Es un insecto capaz de provocar fuertes pérdidas de forraje por su saliva tóxica. Corteva recomienda una solución insecticida banda verde, que no afecta a la fauna benéfica y con un mínimo impacto ambiental. La alfalfa es un insumo clave en el mapa mundial de la alimentación: si bien no se destina de manera directa a consumo humano, es uno de los principales nutrientes de bovinos que se utilizan para la producción de carne o leche.
Por ese motivo, aplicar productos químicos que tengan menor impacto ambiental y generen bajos niveles de Límites Máximos de Residuos (LMR) es fundamental en un mercado global cada vez más demandante de alimentos producidos de manera sustentable.
En el marco del convenio celebrado entre la plataforma de trazabilidad de cultivos AgTrace y Corteva Agriscience, para la difusión de productos que precisamente logran este objetivo de proteger a los cultivos pero sin incrementar el impacto ambiental, es el turno de analizar una plaga que puede ser letal para la alfalfa: los pulgones.
Estos insectos, inyectan en la planta una saliva tóxica que hace que genere menos follaje y también pierda calidad. Y además son transmisores de virus que también pueden afectar la sanidad y el rendimiento en materia seca por hectárea.
Cuál es cuál
Según Germán Cabrera, Product Manager del portafolio de Insecticidas de Corteva, lo primordial es saber diferenciarlos, porque hay cuatro tipos de pulgones que actúan sobre los alfalfares: el verde, el azul, el negro y el manchado.
“La diferenciación es importantísima, porque es lo que determina el umbral para ingresar al lote a aplicar un insecticida”, señala Cabrera.
El pulgón verde es el más común y a su vez el que menos daño suele causar. El umbral de alerta es de dos a cinco pulgones en estadio de plántula, de 20 a 25 pulgones cuando la planta tiene menos de 30 centímetros; y de 30 a 40 cuando supera esa altura. Siempre se ubica en el tallo y se sabe desprender muy fácil al monitorear. Ataca principalmente en primavera y verano.
El azul se denomina así pero también es verde y tiene umbrales más bajos: uno a tres pulgones en plántula, de 15 a 20 con menos de 30 centímetros y de 20 a 25 por encima de ese nivel. “Aparece tanto en Tallo como en los brotes y no se caen tan fácil. Además, resisten el frío, por lo que saben estar en el invierno. Y tienen un daño superior porque su saliva tóxica es más potente”, subraya Cabrera.
El negro tiene los mismos umbrales de control que el azul y se asemeja también en que no cae fácilmente y en que suele observarse en otoño e invierno.
Por último, el manchado. “Es muy fácil de identificar: tiene unas 6 hileras de manchas castañas y se ubica en el envés de las hojas. Está muy bien adaptado a climas secos y cálidos, aparece en otoño y primavera especialmente bajo condiciones de sequía. Por esas condiciones, en plántulas con sólo ver un pulgón, hay que aplicar. Además, es vector del Virus del mosaico de la Alfalfa”, completa el técnico de Corteva.

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